El desafinado canto de los mares
Actualmente vivimos en un mundo en grandes problemas. Un planeta maltratado y enfermo…los cambios climáticos, la extinción de especies, una
naturaleza alterada por la humanidad. El enorme peligro que sufren los lagos, ríos y océanos nos pone a todos los seres con vida en peligro. El agua, que es, nuestra fuente de vida.
Esta preocupación se traduce en un tema principal en este mural. Utilizo el pulpo como símbolo de la condición humana y su relación con la
naturaleza.
El Pulpo, un ser mítico, bizarro, marciano, inteligente y bello. Representa una enorme dualidad. Por un lado los tentáculos se han utilizado como
metáfora de tomar algo de manera negativa, llegan por todos lados, estrangulan, atrapan. Sin embargo también tienen una gran armonía y flexibilidad y logra que esta criatura se mueva de forma
fluida e hipnótica en el mar.
Tiene ocho tentáculos. Un número que marca el símbolo del infinito y lo relaciono con la ley octava de la escala musical. Cada nota tiene su propia
vibración y las infinitas combinaciones nos dan la música, desde grandes sinfonías hasta ruidos incoherentes.
Esta gran dualidad se entremezclan, la consciencia y la inconsciencia se confunden, la destrucción de la naturaleza con fines lucrativos se vuelve
auto destrucción. La luz se apaga en la oscuridad y se traduce en impotencia…
o la consciencia con acción nos rescata
este mural es un canto, un echo para invitar a la consciencia.